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Autocrítica desde más allá de Despeñaperros

No hicimos el wiki al que se comprometió Miguel Urbán en la rueda de prensa de presentación del proyecto en el Teatro del Barrio de Madrid (min 22:05).

Guzmán Ahumada en el cierre de campaña en Torremolinos enumeró colectivos, de alguna manera patrimonizándolos.

Vistalegre1 tuvo miles de textos aportados y no supimos hacer más que una dinámica de competición clásica en la que el ganador se lo lleva todo.

La Comisión de Garantías Estatal está problematizada.

Los Estatutos estatales están problematizados.

La paella del acto provincial en La Nave de Málaga no tenía opción vegetariana ni era de ingredientes ecológicos.

Los actos llevan una ritualidad frontal, de ponente en estrado y público pasivo aplaudidor. Repetimos la liturgia que consagraban Francisco Correa y El Bigotes de montar escenarios y hacer juegos de luces poniendo canciones de cazafantasmas para masas enfebrecidas que aplauden y agitan banderitas. Es difícil ver la multilateralidad y la ebullición de procesos de construcción colectivos (de textos, de convocatorias) de otros momentos anteriores.

Se toman las iniciativas de empoderamiento como traiciones. Se vejó a Íñigo Errejón y a Carolina Bescansa por elucubrarse como Secretari@ General. Se ninguneó al aspirante a la Secretaría General en Vistalegre2 Juan Manuel Moreno Yagüe, negándosele un debate.

Los lemas "La sonrisa de un país", el imaginario del corazoncito, y los intentos por suavizar la imagen cara a la agresión simbólica desmedida por parte de la maquinaria mediática hegemónica no consiguen parecer auténticos. No nos creemos ya que seamos ninguna máquina del amor, tampoco siquiera una máquina de guerra electoral.

La estructura de partido clásico hace que quienes ostenten las centralidades en cada nivel acaparen el mérito colectivo y se pongan las medallas para su propia trayectoria personal ascendente. Si además son poco amables con la disidencia que puedan tener bajo su pequeño ámbito de responsabilidad, se hace difícil para esa base y para la parte menos afín de esa base aportar sabiendo que es mal recibido y en caso de éxito apropiado sin pudor alguno.

En el transcurso de las dos convocatorias de Elecciones Generales, el multiplicador keynesiano de la propuesta económica de nuestro programa quedó de una a otra vez reducido a la mitad sin explicación alguna. No nos creíamos nuestra propuesta económica. No nos la creemos todavía.

No hay rendición de cuentas en sentido estricto de las personas que ostentan la centralidad en cada nivel de decisión ante la base. No existen asambleas decisorias como tales, salvo las pocas y muy espaciadas en el tiempo (cada 3 años) Asambleas Ciudadanas estatales de Vistalegre. Lo que se consagraba en el Documento Organizativo aprobado en Vistalegre1 de que la Asamblea es permanente no ha sido llevado a la práctica. Los mecanismos de participación sólo se usan de forma "de arriba a abajo" para cuestiones de renovación de la legitimidad del liderazgo central (consulta sobre "El Casoplón").

Los Consejos de Coordinación y Ciudadano Estatal no son accesibles, no se sabe cuáles son sus deliberaciones si es que las hay.

La Plaza Podemos, tanto en su primera versión basada en Reddit, como en su intento de reformulación basada en Consul, no cumple su función de espacio de debate sereno con memoria y agregación de sentido.

La organización no propicia el intercambio horizontal de pareceres, y se ampara tan solo en su capacidad de mandar mensajes centralizados de arriba a abajo (los newsletters y correos masivos a las personas inscritas).

El sistema Desborda aprobado en Vistalegre2 es efectivamente más mayoritario y silenciador de la diversidad de lo que se prometía. No se ha evitado el efecto desmoralizador cara a la participación plural de las "listas plancha".

Se colocan candidatos y candidatas "cuner@s". En provincias periféricas la aparición de una persona desvinculada de su realidad local en puestos de salida de las papeletas es desmovilizador para sus organizaciones locales.

No se consiguió acordar con Equo convocatoria conjunta en Andalucía. Esto deja coja la ilusión para quienes tenemos sensibilidad verdezuela.

No somos capaces de neutralizar las apelaciones a cómo de mal está Venezuela y cómo de mal quedaría nuestro territorio si lo gestionáramos. Evitamos la cuestión y no sabemos cómo habría de evolucionar un territorio bajo asedio para descerrajar la trampa en la que lo ponen desde fuera (y para superar las limitaciones internas). Con Tsipras y Grecia se produce el mismo efecto de profecía agorera que no sabemos contrarrestar.

Tenemos indefiniciones graves en cuanto a temas complejos: Gobernando a día 1 ¿eliminaríamos las concertinas de Ceuta y Melilla? ¿Abriríamos esas fronteras? ¿Continuaríamos la exportación de armamento a países que no respetan los derechos humanos, como Marruecos, Turquía, Colombia...? ¿Seguiríamos sacando carbón de las minas de Asturias? Estos debates peliagudos no se desarrollan en el seno de la organización. No se potencia el afloramiento de argumentaciones elaboradas desde distintos ángulos y su sopesamiento colectivo para la elaboración de posturas de síntesis que satisfazcan sensibilidades encontradas. Casos emblemáticos adicionales son la cuestión del tratamiento de la prostitución (posturas regulacionistas contra posturas abolicionistas), el tema de la Renta Básica con el debate sobre la propuesta alternativa del Trabajo Garantizado, o la gran espina del derecho a decidir en Cataluña y el cómo hilvanar su satisfacción en el marco normativo actual.

En la Asamblea de cargos locales de Zaragoza, junto antes del 1-O, no fuimos capaces de defender desde la militancia a nuestras personas representantes, en parte por el estado de aturdimiento en el que nos encontrábamos.

La primera moción de censura que planteamos no consiguió encontrar una figura civil alternativa de prestigio para ofrecerla como encabezadora del proyecto de recuperación de la dignidad de la figura del presidente del gobierno. Se recayó en presentar finalmente a nuestro Secretario General, pero ya sin convencimiento moral mayor.

Seguimos siendo demasiado dependientes de las redes de afinidades de los grupos que ostentan la centralidad en cada uno de los niveles de la organización. No es ejemplarizante ni irradia confianza y nos arriesga a la reproducción y a la extensión del fenómeno de la "selección inversa" donde medran las personas más aduladoras y sumisas en detrimento de la meritocracia y de la igualdad efectiva de oportunidades.

Hay un pavo que denunciaba en Vistalegre2 el desastre de la primera Comisión Estatal de Garantías con decenas de miles de expedientes alegadamente amontonados que luego manifestó haber sido objeto de una paliza.

La convocatoria de elecciones internas a la Comisión de Garantías Estatal en Vistalegre2 no fue lo suficientemente publicitada, de manera que hubo quien quiso presentar su candidatura y no pudo hacerlo.

Los mecanismos de eleccion de los puestos internos están insuficientemente arropados con procesos de reflexión colectiva. Cada persona individual se ve abocada a leer cientos de perfiles en un tiempo acotado y se pierde la oportunidad de hacer algo más gozoso que visibilice la gran calidad humana que tenemos a lo largo de todo el territorio. Las capacidades mediáticas de la organización no se ponen al servicio de toda esa masa candidata. No hay algo equivalente a los "espacios de publicidad gratuitos". Eso está llevando a la percepción de que no merece la pena siquiera intentarlo a menos que estés apadrinado por la cúpula. Eso mata todo.

No existe una corresponsabilidad en la gestión de los conflictos. Se nos incendian territorios y no sentimos que sea tarea nuestra informarnos de las posturas de cada sensibilidad enfrentada, ni que podamos aportar serenidad y mediación. Las figuras señaladas en la organización ejercen su acción de forma más o menos clásica y con resultados también poco consistentes con nuestra aspiración primera. Se pacifica como se pacificaba en las organizaciones a las que no queríamos parecernos. Incluso se llegan a perder cabezas por ello. Hay otra manera de sabernos grandes, extensas y por tanto aparatosas. La identificación de los patrones que se repiten pueden servirnos de aprendizaje en piel ajena. No tenemos por qué ser una muñeca rusa de compartimientos estancos.

El tono inicial de la hipótesis transversalizadora ha sido de facto abandonado. Emitimos como una izquierda clásica y ya no apelamos al común de la población.

No hemos alcanzado una comprensión nítida de los fenómenos de recogida de los segmentos de voto en base a concurrencia con varias marcas. Las tres derechas andaluzas han repetido cantidad de votos de la anterior convocatoria electoral, salvando el descontento de cada tramo y sin haber salido penalizadas de la cuestión de las circunscripciones y cómputo de restos (Ley d'Hont). Nos planteamos lo de las confluencias desde una vibración emocional y visceral, tanto en campos partidarios como en campos opuestos a ellas. No gastamos luces suficientes, no hemos conseguido consolidar nuestro Pedro Arriola, "mentat" electoral, a falta de la figura defenestrada de Carolina Bescansa y tras el fracaso de su Programa en formato de catálogo de Ikea.

Los trabajos de redes han perdido su frescura, al ser puramente unidireccionales y de arriba a abajo. No ilusiona "pegar carteles" si no te sabes con la posiblidad de elaborar su diseño en un momento dado que te apeteciera.

Seguimos temiendo la participación plena, por el riesgo real de kilombo. Eso puede domarse, se puede tener multiplicidad de actores y serenidad en el tono, en base a diseños sabios de tiempos, espacios y ritualidades.